lunes, 16 de mayo de 2016

21 de mayo - Mesa Redonda sobre las pruebas deportivas en el medio natural


Desde hace ya tiempo, en nuestra Sierra de Guadarrama, así como en otros puntos del Parque Nacional y del Parque Regional de la Cuenca del Manzanares, vienen proliferando pruebas deportivas masivas, tanto de bicicleta de montaña, como de carreras pedestres, etc. Pruebas organizadas y/o patrocinadas, tanto por administraciones públicas, instituciones sin ánimo de lucro, como sociedades de montaña, e incluso por empresas privadas.
En muchas ocasiones, los organizadores de estas pruebas buscan recorridos por lugares difíciles y aislados que hagan más atractiva la competición, internándose para ello en las zonas de mayor valor de los espacios protegidos de la Sierra de Guadarrama y de otros lugares de nuestra Comunidad y nuestros Estado. Este tipo de actividades cuando están bien planificadas, organizadas y ejecutadas y no discurren por zonas sensibles o en tiempos de reproducción de la fauna, no tienen porque constituir una amenaza, e incluso, pueden ser una oportunidad que genere otro tipo de desarrollo local.



Sin embargo, en la comarcas de la Sierra, fácilmente accesibles para una población de seis millones de habitantes, se genera una presión excesiva sobre los espacios protegidos. Juntar a cientos, cuando no miles de personas, corriendo a pie o en bicicleta, por espacios naturales que, como los de montaña y los de los ecosistemas mediterráneos son muy sensibles, puede provocar graves impactos ambientales de erosión, daños a la vegetación y ruido que dañan el ecosistema y perturban de la fauna, especialmente cuando estas pruebas, se realizan en épocas de reproducción y cría de las especies animales y de dispersión vegetativa de la flora, ya que es en estos momentos cuando la climatología es más propicia.
No estamos hablando de casos aislados, raro es el fin de semana que en la Sierra madrileña y segoviana no se celebra alguna prueba deportiva multitudinaria; como por ejemplo el pasado 17 de abril cuando un denominado “Races Trail Running”, reunió en Hoyo de Manzanares a más de 800 corredores que recorrieron territorio protegido del Parque Regional del Manzanares y ello con el visto bueno de la dirección del Parque y con la colaboración del Ayuntamiento de esa localidad. Así, con el visto bueno de las autoridades encargadas de la protección de la naturaleza, mediante autorizaciones excepcionales y controladas, se han convertido en eventos habituales en la Sierra de Guadarrama, Parques Regionales y otros entornos protegidos.

En muchos de estos casos, y amparado por autoridades municipales, estos eventos están organizados por empresas de actividades deportivas y de naturaleza por lo que tienen detrás un componente lucrativo. Mientras los ingresos son elevados –en algunos casos de pruebas en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, se ha llegado a ingresar por inscripciones cerca de 100.000 €-, los gastos son escasos ya que las empresas organizadoras cuentan con patrocinadores que aportan ingresos por publicidad y costean buena parte de los mismos, así como la colaboración, en muchos casos de los Ayuntamientos y cuentan con personal voluntario e incluso en muchos casos municipal. Justificado como una actividad deportiva, con supuestas repercusiones económicas en las localidades, en realidad nos encontramos con una utilización mercantil de espacios protegidos; algo que también puede expresarse diciendo que un bien común que es el entorno natural; un bien común que debe protegerse no sólo, es desposeído de su función principal –la conservación para el futuro del planeta- y expropiado para el beneficio empresarial y ello con el beneplácito, cuando no la colaboración, de las autoridades encargadas de su conservación y de los ayuntamientos implicados.

En conclusión, en los espacios protegidos de la manera generalizada con la que se está haciendo actualmente, no deberían autorizarse eventos y pruebas deportivas y menos cuando persiguen el beneficio económico, y hacerse sólo en casos excepcionales siempre y cuando cuenten con un estudio detallado del impacto que puedan causar en el entorno, así como con un control de su desarrollo recorrido y número de participantes y contando con medidas de recuperación del medio natural. Pero para ello hace falta una normativa autonómica y municipal que regule estas actividades.

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